Padre no hay mas que uno

Padre no hay mas que uno, es lo que dice el refranero popular como también la película de Santiago Segura pero en verdad tengo tres padres, a cada cual mas variopinto, y esto es un homenaje a uno de ellos que, por el Día del Padre que se está acercando, me apetece compartir algo de lo que aprendido sobre eso de ser «padre».

Para empezar la disposición paterna que tengo es, digamoslo así, complicada. Lo primero es nombrar la terna que constituyó el entramado filiopaterno al que pertenezco: 

1- En primer lugar tenemos a Salva, de Málaga. Conocido comúnmente como el prófugo. Salva es el padre de origen, el que dejó la semilla puesta en mi madre para que yo creciera y el que, tiempo después, me negó como Judas dos veces que me conociere.

2 – El padre dos es Jesús, y es el que consideré mi padre hasta las 9 años en efecto y en omisión. Como mis padres 1 a y 1 b no consideraron el poder criarme como tal los abuelos de mi madre cogieron el testigo y entonces es como acabé creyendo que mi abuelo era mi padre hasta que murió.

3 – Luego tenemos al padre en discordia, el que de facto hizo de padrastro, que es el actual marido de mi madre, Iñaki. Iñaki es un hombre de buen corazón que siempre me quiso y en verdad es el que me ha dado todo lo que necesité de la adolescencia hacia delante, pero él, por mucho que me pese, no es mi padre, y no pudo cumplir sus funciones como tal. 

Así que con esta premisa y presentados los personajes hoy me gustaría hablar del padre original, primigenio, el que me negó y me negó para después bloquearme de su vida, a lo Black Mirror, como si lo que fue en pasado pudiera ser borrado de la vida de alguien sólo con pulsar un botón, ingenuo él, ingenuo yo. 

Para empezar de hablar de mi padre me gustaría decir algo: tengo un cariño terrible por él porque de alguna manera, a lo lejos, me recuerda a mí. Cada vez que he ido conociéndole más lo que he hecho ha sido ver que en realidad somos muy parecidos en la base, como 2 gotas de agua que se convierten en niños y que disfrutan de la alegría de vivir y que para eso, a veces, dejan su responsabilidad de lado en pos de entregarse al excelso placer de no ser nada, nadie, ni tener que adoptar ninguna norma o puesto fijo. 

Esto lo sé porque independientemente de la distancia la energía se canaliza sabiendo que en verdad todo lo que está fuera vive en el interior de cada uno, por eso que cada vez que quiero conectar con él sólo tengo que concentrarme en la energía padre que es la que vive en mí de él. Esto es mucho mas simple de lo que parece, igual que los recuerdos te vuelven a mover emociones que ya viviste en su tiempo esta energía siempre está dentro de uno, esperando a ser reconocida y usada para los fines que uno quiera darle.

Aparte de poder vivir en primera persona lo que es el sentir que mi padre vive dentro de mí fue curioso ir descubriendo que muchas de las maneras que hay de definir la energía de una persona concuerdan perfectamente con la que tengo en esta encarnación. Descubrí que, en la Rueda del Tiempo Maya, o Tzolkin, prácticamente compartimos la misma energía esencial y la misma dificultad de hacernos responsables de nosotros mismos y de nuestras vivencias por lo que fue un puerto mas que toqué al ver que en verdad no éramos tan diferentes a como siempre quise creer.

Para mí él siempre fue la persona que me abandonó, me rechazó, que no quiso saber nada de mí y que, además, entrando los años, volvió a rechazarme para dejar el agujero que mi padre segundo no podía llenar, ni el tercero. Hay cosas que por mucho que nos empeñemos en que parezcan lo que queremos que sean no es posible que imiten al origen, a la base, la raíz. 

Pero con el pasar del tiempo fui comprendiendo que si él era aquello que yo juzgaba entonces era porque mi reflejo estaba en él, y viceversa, comprendiendo que de algún modo todo lo que no quise reconocer de mí era lo que de él me encabronó tanto. Cuando llegué a ese punto solo lo solté y lo dejé ser lo que fuera que tuviera que ser, igual que a mí, entonces fue cuando comencé a comprender el término Libertad, dejar ser libre de efectos de alguien en mí que era lo que yo no quería ver sobre mí y que no me gustaba. Jaque mate al ego supongo que fue.

Una vez pasada la fase de comprender que eso que me dolía era yo y no él pude desmigar cosas que, a mi juicio, me parecieron mas profundas, como el hecho de poder tejer completamente mi historia desde un punto de vista nuevo que nunca antes había podido ver, esto repuso en gran parte el lapso de tiempo que fueron 27 años sin reconocer siquiera que tenía un padre de unas características similares a las que yo tengo, puesto que en aquel entonces lo que creía era que era completamente descarriado de toda similitud con el mundo que me rodea, es decir mi familia, sintiendo así que no era posible que yo pudiera pertenecer a semejante calaña de personas que se dedicaban a hacer cosas que eran más bien reprobables para comprender que si bien no era igual si que tengo partes que oculto por vergüenza a mostrarlas tal lo que soy por temor a reconocerme en ellas.

Una vez superado esto pude descubrir que en verdad lo que podía ver que eran mis zonas dispares de mí con mi familia eran en realidad puentes que pude tejer para albergar una conciencia expandida sobre el significado de ser familia y lo que supone ser el que venga a liberar el peso generacional de patrones repetidos de sujeto en sujeto hasta corroborar que si bien era el camino que hay que seguir no todos tienen el llamado personal para hacerlo.

Fin de la conversación por el momento.

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