La Vida entre vidas

Mi Amor: ¿cuánto tiempo has pasado esperando a que la vida te encontrase?. Demasiado es, seguramente, demasiado para alguien que anhelo comerse la vida, pedazo a pedazo, pero que siempre tuvo demasiado miedo como para hacerlo, aún así, la convertiste en una aventura digna de película, de esas que luego dejan una sonrisa en la cara y la emoción por bandera en la zona del pectoral, aquello que es lo que realmente mueve la vida, a los humanos y todo lo que gira entorno a ellos; la emoción.

¿Será que son las emociones que vivimos el motor de nuestra existencia?.

Algunos dicen que son nuestras Almas las que eligen lo que viviremos y sin duda alguna la emoción es el epicentro central de todas las vidas, que en el fondo son la misma vida multiplicada por millones de veces, calcos de emociones unas de otras que disparan esos sentimientos irracionales que nos vuelven tan hábiles, y tan bellos, como para hacer cosas que posiblemente no existieran como amar a un otro aunque sea un quebradero de cabeza.

Siempre hay cosas que no queremos vivir en nuestras vidas, hay momentos en los que queremos desconectar de todo y pensamos que no estamos viviendo puesto que lo que nos ofrece la realidad no concuerda para nada con lo que esperábamos de ella. Esa es una realidad cruel, y a su vez, es la belleza de las cosas que toman su tiempo para esperar a estar preparadas o, que tal vez, tú lo estés.

Siempre creemos que es el momento de tener aquello que anhelamos, lo que queremos, que debe ser ya y en esta forma y en ese impasse perdemos la belleza del momento presente, el momento en que, pasado el tiempo, se convertirá en un recuerdo dulce que nos hizo pensar en algo: ojalá lo hubiera aprovechado en vez de estar pensando en eso que quería, porque lo que quería cuando llegó lo dejé de querer y lo único que quedó fue la emoción del momento que pasé por encima, casi sin querer, de un salto a otro hasta encontrar la felicidad plena en algún otro momento. 

 

Estadio 3

Hace poco me llegó una pregunta interesante para plantearse:

«¿De todo esto que te preocupa hoy que sería realmente importante si te fueras a morir mañana?.»

Parece mentira pero un día voy a dejar de sentir todas estas cosas en esta máquina del tiempo que resulta ser el cuerpo físico, en ese momento las luces se habrán apagado y estaré al otro lado del velo en un sistema inerte pero energético donde ya no podré vivir las emociones en toda su intensidad. Lo sé porque lo he probado, he pasado por allí algunos momentos y todo es muy diferente porque te sientes bien ligero, como si te pusieras un flotador que te sostiene pero que a su vez invalida todo lo que es el cortocircuito biológico que somos.

Es una pena que no vivamos más.

Toda nuestra vida pasa dentro de nuestro cuerpo. Compruébalo.

Trata de que algo de lo que ocurre en tu vida no tenga un efecto u otro en ti, es decir, en tu cuerpo, en tu mente, en tus emociones, en tus sensaciones, en tus recuerdos, en tus sueños, en tus ilusiones y en tus miedos. Trata de vivir con el cuerpo fuera de ti como algunas veces hacemos cuando nos perdemos por los laberintos de la mente y, de repente, caemos otra vez al momento en el que estábamos.

-Oye, estás en las nubes, ¿te encuentras bien?.-

-Solo estaba soñando un momento que no era, que no me pertenecía.- 

No sabes cómo cambia la vida cuando la vives dentro de ti, experimentando cada sensación que te llega ya sea desde adentro o desde afuera, porque en un nivel de realidad no hay diferencia, si eso no es suficiente prueba a cerrar los ojos, el «mundo real» y la imaginación se separan por una fina piel de menos de un centímetro de grosor, ¿será acaso que vida, realidad e imaginación son lo mismo?. ¿Que los sueños son sueños porque se cumplen o si no serían simplemente pensamientos que se quedan en agua de borrajas?.

Planteatelo, cuantas vidas entre vidas he estado viviendo mientras mis sueños se cumplían para ver que realmente el sueño que estaba viviendo era aquello que estaba experimentando, no el momento culmen en que conseguía llegar a una cima para luego volver a la cuesta abajo. El sueño real, del que no despiertas, es el que estás viviendo ahora mismo, mes tras mes, emoción tras emoción, día tras día perdido entre tus pensamientos en vez de caer en la realidad de ti, de tu estadio 3.

Lo estás logrando

Cada vez que recuerdo todo aquello que logré se me esboza una sonrisa. 

No por lo que hice, si no por el camino que me llevó hasta allí. Ese camino en el que paré innumerables veces a recostarme sobre la hierba, en la playa, a tomarme una cerveza o a darme un paseo y que, aquello, forma parte tanto de la experiencia que luego terminé consiguiendo como el mismo hecho en sí. 

Dime entonces cómo separamos la vida una de la otra, de lo que consigo a lo que estoy viviendo constantemente si pensamiento a pensamiento, sensación a sensación y centímetro a centímetro me estoy acercando en cada momento para lo que es, es decir, para mí mismo y la experiencia que voy a tener interiormente al sentirme realizado en algo, no con algo, que es muy diferente a la visión occidental que tenemos. 

Todo esto que parece no conducirte a nada es realmente el camino que atraviesa tu Alma y con el que gana la experiencia que viene a tener aquí en la Tierra. Piénsame, si todo lo que tengo que es material se va a quedar en este mundo físico cuando me vaya, entonces, ¿qué me llevo de esta Tierra?.

¿Será entonces que lo que me llevo es esta vida entre vidas, este momento en el que se me erizó la piel a oírte escribir esto, en cuanto pude entender que todo aquello que lo que requería vivir era estar vivo, presente, en mí, más allá de todo lo que iba a encontrar delante de mis ojos y que no me iba a proporcionar ningún valor añadido a lo que ya era interiormente?.

Si supones bien esto lo estoy escribiendo para mí mismo a modo de recordarme que todo lo que eres ya está completo y que no necesito añadir más a ello, que por mucho azúcar que le eché a ese café de McDonalds no va a saber mejor de lo que es, porque es lo que es, pero lo que me llevo es la experiencia de no volver a él y a su vez haber pasado por ello. 

¿Crees que todo esto tiene sentido o que es una diatriba vacía sin contenido alguno?. Prueba a ver que dice tu cuerpo, qué se siente al preguntarle sobre si prefiere estar vivo en este presente o cuando llegue aquello que crees te hará estar vivo. En el cuerpo no existe el presente más allá de lo que estás sintiendo pues, como te digo, el presente eres tú experimentándose a ti mismo.

Una experiencia que jamás olvidarás.

Alea Jacta Est.

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